Días Malos

 



Es un poco absurdo que "los días malos" te recuerden cuan afortunado eres, y no estoy hablando de falso optimismo, o de ver las cosas buenas en cada situación, no, hablo de situaciones tan fuertes, tan intensas que te sacan de golpe del letargo que sufrimos algunos, pensando que nuestras existencias son de lo peor, cuando solo tenemos algunas dificultades. 

En el mundo nacen 372 960 personas y mueren 155 520 cada día, según datos oficiales de la CIA ( Agencia Central de Inteligencia) del Gobierno de Estados Unidos, estos datos claro, son aproximados, no arropan los casos de violencia en países subdesarrollados, desapariciones forzosas en estados fronterizos, y evidentemente no incluyen secuestros que terminan en decesos. El punto es que diariamente más de 150 mil familias sufren una o varias perdidas  a diario. 



Mientras lees las noticias, tomas tu café, o te quejas porque en el banco tienes "poco dinero", miles de familias están llorando la muerte o desaparición de alguien a quien aman, mientras tu y yo sufrimos porque nuestro peso no es el ideal, alguien en el trabajo me miro mal, mi carro fallo con algún desperfecto, o simplemente tuve un accidente leve, quizás tienes ansiedad por el futuro o depresión por aquellos que ya no están, diariamente hay personas sintiendo un dolor profundo y real. 

Diariamente una tribu es fragmentada, una familia es separada, miles de personas dejan de respirar, es un poco absurdo que una sacudida de malas noticias , te haga evaluar que todo por cuanto has estado sufriendo los últimos meses, aunque se sintiera profundo y extremo, solo era un dolor banal, sufrimiento basado en cosas que no han pasado y que probablemente nunca sucederán. 

La vida puede ser mas cruel que cualquier película de terror, y puedes ver como alguien se va desgastando a diario, hasta el punto de que su partida es anhelada para detener el estado de inhumanidad que pueden suponer algunas enfermedades terminales, cuando  tocan a la puerta no sólo el enfermo sufre, todos los días esa afección se lleva la esperanza de todos los que están cerca, aprendemos a reír y llorar, incluso con un poco de dolor, aprendemos que los días grises también forman parte del paisaje. 

También existe el dolor repentino,  ese que no avisa, o que no quisimos avistar, por ejemplo un paro respiratorio, un infarto o un accidente cerebrovascular ( ACV) , son episodios subyacentes que se fueron formando un poco cada día en silencio, hasta que decidieron gritar, llegan de sorpresa, y a veces nunca se van sino que se llevan a nuestros amados. 

Ambas situaciones sucedieron en mi vida el día de ayer, y eso no me hace especial, me hace una humana en una experiencia terrenal, por un lado sufríamos el fallecimiento de la Tía Rosa, una mujer cuyo carácter y temple la hicieron acreedora del título de "difícil" pero que muchos lloraron, sus hijos, sobrinos y nietos, hermanos y vecinos, todos no importan cuan complicados  seamos tenemos gente que nos ama y nos recordará con una sonrisa. La Tía Rosa es realmente familiar de mi pareja, pero si decidimos tener una vida con alguien, su familia es tuya también. Ella representa la lucha contra las enfermedades crueles que te consumen de a poco, y cada día se llevan la esperanza de mejorar, ella representa ahora una estadística de las mujeres que pierden la vida frente al cáncer de cuello uterino, pero ella no es un número, era una mujer joven, con historia, afectos y muchas ganas de continuar, no creo que haya perdido la batalla, creo que ella ganó paz. 

En paralelo mi abuela, una mujer de 77 años, sobreviviente del cáncer de colón, fracturas múltiples en la pierna derecha, y quien vive en una profunda tristeza ya que ha tenido que enterrar a 2 de sus 3 hijos en los últimos 9 años, sufría un repentino Accidente Cerebrovascular (ACV), nadie nos preparó para eso, nadie nos dijo como actuar, aún así lo hicimos, como familia, en la distancia, apoyándonos a pesar de las diferencias, este punto es importante si el contraste es una familia disfuncional, eso tampoco nos hace especial, ya que numerosas familias viven su día a día en la disfuncionalidad.

Mi madre estaba con ella, así como el resto de mi familia, mi hermana me llamó asustada y reconocí de inmediato que sus síntomas eran de un ACV, en parte porque soy fan de series de hospitales como Greys Anatomy, en parte porque mi suegro lo sufrió en 2020, y aún luchamos con las secuelas que deja esta afección en alguien independiente y relativamente joven. 

Por esta lamentable experiencia en el pasado, y otros caso a los que tuve acceso, sabía que debíamos actuar muy rápido sino los daños serían irreversibles, ella debía recibir atención médica de inmediato, la primera opción fue llevarla al Clínico Universitario de Caracas, pero como de costumbre la sanidad de Venezuela no cuenta ni con recursos ni con personal, así que tuvimos que trasladarla a una clínica, en este punto ya no importaban las diferencias, llame urgida a mi prima, la única que tengo y cuya relación con el resto es complicada por no decir inexistente, pero aún así es mi familia, y alguien en quien puedo confiar. 

Mi prima perdió a sus padres antes de cumplir 30 años, y aunque estas perdidas en lugar de unirnos nos han separado, sabía que ella más que nadie sería la persona ideal para acompañar, ya lo ha vivido, tiene experiencia moviéndose con doctores y afecciones, y así fue, trasladaron inmediatamente a mi abuela a una clínica, y obviamente hasta que no pagamos, no la empezaron a atender, porque somos tan latinoamericanos, que no estamos asegurados a pesar de poderlo pagar, cuestión de cultura, cuestión de ignorancia quizás, el punto es que ya hemos perdido 3 personas, ya sabemos como andar ante una emergencia. 


Me sorprendió verme a mi misma en un estado de calma y zozobra, pero tranquila para poder resolver ante cualquier eventualidad, aunque estoy en la distancia, ayude con lo que pude, y estuve al pendiente de todo, siempre fui ese familiar que une. Me sorprendió ver a una familia más rápida en la actualidad, antes éramos lentos, no entendimos nunca las emergencias hasta ayer, cuando todos salieron corriendo, todos resolvieron, todos nos llamamos, todos nos apoyamos, todos ganamos un poco más de tiempo ante la adversidad. 

Mi abuela aún sigue hospitalizada, tiene un coagulo de sangre en la parte inferior de su cuello, su lado derecho esta gravemente lastimado y habla con dificultad, la tía Rosa hoy será sembrada, hoy su cuerpo volverá a la tierra, cumpliendo aquella máxima del latín que reza "Polvo eres, y en polvo te convertirás" este fin de semana mis 2 familias y yo fuimos parte de las estadísticas, y eso no nos hace especial, nos hace humanos viviendo una experiencia terrenal. 

Tuvimos días malos, pero nos recordaron que podemos funcionar como familia, que el amor es la fuerza más poderosa del mundo, y que a pesar de la adversidad aún nos tenemos, por lo menos eso aprendí yo este fin de semana, a dejar de lado los conflictos existenciales y a agradecer los días normales, a no buscarle la tristeza a mi realidad, porque la vida eventualmente te dará sacudidas reales, te golpeará tan duro que todo lo demás será banal. 

Antes de este fin de semana sufría por el colapso mis redes sociales, por la recesión económica mundial, por las bajas ventas de mi empresa de cara a la temporada baja, ¿ en serio me sorprendía? después de 10 años en el sector turístico, esto pasa siempre, ¿ porque sufría por eso? ahora lo sé, sufría por cosas externas y materiales, porque no tenía un sufrimiento real. Y no es que el estrés post-traumático y el síndrome del emigrante no sean reales, duelen, pero con un poco de movimiento y sol, entiendes que los días malos son necesarios, y que como el mensaje grabado en el anillo del rey "esto también pasará". 



 






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